“Las actividades que el AM [alojamiento de masas] ha hecho imposibles no son, por decirlo de nuevo, de naturaleza arquitectónica, que ésas podemos dejárselas tranquilamente al profesional. Son actividades relacionadas con la construcción y el habitar. Se refieren a consideraciones y decisiones personales, a la formulación de nuestros propios deseos y a la del juicio que nos merezca una obra determinada. Consisten en la evaluación y la elección de numerosos pequeños detalles, la manifestación de preferencias y antojos. Estriban en la libertad de saber mejor que los demás lo que nos interesa a nosotros mismos. Tienen que ver con los cuidados de mantenimiento, o con el descuido de lo que es nuestro; con la repentina ansia de cambio, así como con el empeño en conservar y retener. Radican en la necesidad de exhibir y de crear nuestro propio rededor, pero también en el deseo de compartirlo con otros, o de seguir una moda. La necesidad de imprimir nuestro propio sello puede ser tan importante como la inclinación a pasar desapercibido. En resumen, todo ello se cifra en la necesidad de un rededor personal donde uno pueda hacer lo que quiera; representa, desde luego, uno de los más fuertes impulsos de la humanidad: el deseo de poseer.”
Habraken, N. J. (1962) Soportes: una alternativa al alojamiento de masas. Madrid: Alberto Corazón. p. 32.