martes, 15 de noviembre de 2011

Definición del problema (S. Chermayeff & C. Alexander)

Vallas semánticas

"En vista de los cambios conceptuales que vienen ocurriendo no sirve de mucho seguir utilizando palabras que están profundamente arraigadas en la cultura de tiempos pasados para referirse a los problemas de la vivienda; sólo pueden confundirnos en nuestra búsqueda actual de mejores soluciones. "Departamentos", "casas en hileras", "vivienda unifamiliar", "patios", "jardín", "desperdicios", "cochera", "living-room", "cocina", "comedor", "cuarto de baño" son palabras fuertemente cargadas que evocan sin embargo imágenes cuyo significado ha perdido relevancia. Diseñadores y usuarios por igual pueden seguir creyendo que estos términos designan cosas inmutables cuando en realidad no son sino palabras que indican hechos familiares. 

Hasta tanto no se abandone el empleo de palabras de carácter popular o general para describir objetos y acontecimientos específicos, uno seguirá engañándose en cuanto a lo que asocia con ellas y no podrá llegar a descubrir el aspecto funcionalmente esencial de las cosas y lugares, aspecto que, por otra parte, constituye verdaderamente la tarea fundamental del diseñador con respecto a los problemas de análisis y diseño. 

"La forma sigue a la función"

En general, los diseñadores no hacen exámenes críticos de los objetos familiares en relación con la función que les concierne, sino sólo con respecto a su forma; esto último requiere mucho menor esfuerzo. Para evitar caer por igual en la creación de formas falsamente tradicionales o pseudomodernas, aun los diseñadores serios se sienten inclinados a inventar nuevas formas y nuevos slogans para cada cliente. No obstante, los slogans "progresistas" no son mejores que los "tradicionalistas". Si hemos de acabar con los mitos y las imágenes que entorpecen una clara perspectiva del problema, debemos desmenuzarlo hasta sus partes más pequeñas y más claramente visibles y describirlas con palabras emocionalmente neutras; luego podremos proceder a reunirlas nuevamente de acuerdo con la verdadera estructura del problema.

Demasiados diseñadores olvidan le hecho de que la existencia de nuevos acontecimientos exige legítimamente la creación de nuevas formas; esto no sucederá si la estructura de los problemas se viera tal cual es y no como la presentan las satinadas imágenes de un catálogo o de una revista cualquiera comprada en el quiosco de la esquina.

Anatomía de lo obvio

window-valance-patterns.com
Para ver cómo se clarifican los problemas de diseño cuando se reelaboran algunos conceptos habitualmente sobreentendidos consideremos un hecho corriente como el aventanamiento, una articulación característica entre el interior y el exterior en el diseño de una casa. 

Para el propósito que nos guía es mejor no hablar de ventanas. Las distintas experiencias apelarán en cada caso a la imagen de una "ventana" distinta. Puede tratarse de una ventana de madera del siglo XVIII, de movimiento vertical, con pequeños paneles de vidrio, flanqueada por persianas o inclusive por piezas más pequeñas de vidrio translúcido enmarcadas en plomo. Puede tratarse de una puerta-ventana moderna con un marco delgado de acero sujeto a una sola hoja de vidrio cuya extraordinaria transparencia sólo es atenuada por una malla que sirve de protección contra los insectos. Puede tratarse de una puerta-ventana corrediza, de gran tamaño, provista de un grueso cristal, o de la familiar "ventana panorámica" provista de una única hoja amplia y fija de la que tanto se ha abusado y que con frecuencia no enmarca absolutamente nada.

Si a uno no le falla la memoria, todas estas "ventanas", y muchas otras, se muestran en todo su esplendor vestidas con cortinas de encajes o de terciopelo, con persianas venecianas o con lo que fuere, y serán recordadas no por la función que cumplen, sino por sus efectos decorativos: su textura o el color de las flores que ostenta su dibujo. Eso es todo.

En cambio, si hablamos de una envoltura que sirve de protección, o de una membrana circundante que deja pasar el aire, permite que penetre la luz y la modula, la atenúa, la difunde y evita el resplandor, posibilita o impide el paso de organismos vivos, facilita el control de la radiación solar y de la temperatura e impida la transmisión de sonidos o las molestas sorpresas de la iluminación artificial, entonces puede surgir algo tangible. En otras palabras, el término "ventana" no describe el problema de diseñar un sistema funcional de fenestración. Sólo un escrupuloso examen de las necesidades obvias y el abandono de la palabra "ventana" permitirán el replanteo del problema."

Chermayeff, Serge; Alexander, Christopher (1984 [1963]) Comunidad y privacidad. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión. pp 157-160.

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