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"Varios autores costumbristas se han extasiado ante las sutilezas que encierran las palabras huachafo, huachafa, huachafería y una colección de estas páginas formaría un volumen de pésima literatura. Lo huachafo no es sino la versión limeña de lo cursi, sin duda con sus notas propias, pero la palabra entraña casi siempre una connotación social: huachafa es la gente que aparenta los modales de una clase superior a la suya y a quien tal pretensión hace ridícula. Esto bastaría para adivinar que las burlas cuyo tema es la huachafería no son muy nobles ni muy valientes, puesto que se encarnizan en personas débiles que no pueden defenderse. Los huachafos son la imitación irrisoria de la gente decente, es decir las buenas familias que disponen a su favor del nacimiento, la educación, el poder, el dinero: la clase dominante, en suma, contra la cual no se escriben sátiras. El tema de la huachafería es típico de la sociedad limeña tradicional, sociedad jerarquizada en la que cada uno debía permanecer en su lugar, aunque la Independencia hubiera suprimido, al menos en teoría, las divisiones coloniales. Durante el siglo XX, a medida que aumenta la movilidad social, ese tema tiende a desaparecer y con él todo el llamado costumbrismo.
No es extraño que a comienzos del siglo XIX, los modelos literarios del costumbrismo vinieran de España, país resistente a la modernidad. En Francia e Inglaterra, en cambio, la literatura costumbrista fue marginal, y uno de los temas centrales de la novela sería, durante todo el siglo, la historia del joven sin títulos y sin dinero que consigue imponerse a la sociedad. Señalemos dos versiones extremas de las muchas propuestas. La primera, más o menos idílica es el joven lleno de virtudes que gracias a sus esfuerzos o a una intervención providencial, alcanza la felicidad del burgués, como algunos personajes de Dickens. La segunda es más realista: el ambicioso recurre a cualquier medio, honesto o deshonesto, y los escrúpulos son una rémora más que otra cosa, como en tres ejemplos de la literatura francesa: Julien Sorel, Rastignac, Bel-Ami. Naturalmente en la sociedad peruana no faltaron ejemplos semejantes pero no llegaron a la literatura, no fueron personajes ejemplares de la sociedad. No es sólo que nos faltaran escritores como Stendhal, Balzac o Maupassant, sino que no podíamos tenerlos, nuestro atraso de país semi-colonial hecía imposible que aparecieran entre nosotros tales manifestaciones de la conciencia crítica. ¿El propio Balzac no hubiera parecido un huachafo a los señores limeños?
Loayza, Luis (1981) "Costumbristas y Huachafos". Hueso Húmero, Nº 9, Lima, abril-junio de 1981, pp. 90-91. En: Rivera Martínez,Edgardo (2002) Antología de Lima. Lima: Fundación Bustamante de la Fuente. pp. 210-211.
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