"Por medio de entrevistas y un levantamiento fotográfico y en croquis se busca clasificar las variaciones posibles de la estructura original, con el fin de concluir las preferencias de los habitantes y la relación entre estas y el trabajo propuesto por el arquitecto.
Las concepciones tradicionales de nuestra profesión colocan al arquitecto como un solucionador de problemas y al usuario, en la mayoría de casos, como el receptor final de un producto terminado. En algunos casos, el diálogo entre el usuario y el arquitecto produce una obra “a la medida”, en la que las necesidades del primero son el leitmotiv del proyecto.
Sin embargo, proyectos con requerimientos de rapidez y eficiencia, como lo son las viviendas masivas (Turner 2009 [1976], 12), no permiten esta interacción y el arquitecto proyecta para un cliente anónimo, abstracto, producido por un departamento de marketing.
El conjunto de intervenciones halladas plantean al arquitecto un número de posibilidades de adecuación, tal vez, podrían tomarse en cuenta al momento de proyectar, con el fin de ofrecer a los usuarios soluciones flexibles, pensadas en situaciones específicas. Esto no sólo consideraría las intervenciones dentro de las unidades de vivienda, sino también el impacto que éstas tendrían dentro de la imagen de conjunto y en la calidad de los espacios interiores y exteriores."
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