jueves, 28 de noviembre de 2013

La afinación de los asentamientos (L. Krier)

"La monotonía y la uniformidad arquitectónicas abrumadoras son la expresión lógica de la zonificación funcional y la segregación geográfica; el acrobatismo arquitectónico y el Kitsch, su patético corolario cultural.

La ciudad tradicional, en cambio, se organiza en familias más pequeñas o más grandes de barrios urbanos integrados de dimensiones peatonales. Están limitados horizontal y verticalmente a lo que un peatón puede caminar cómodamente de forma rutinaria. Estos barrios son de uso mixto y de ingresos mixtos. Su variedad arquitectónica es la expresión manifiesta de la gran complejidad funcional y social."


Krier, L. (2013 [2009]). La arquitectura de la comunidad. La modernidad tradicional y la ecología del urbanismo. Madrid: Editorial Reverté. p 303.

lunes, 4 de noviembre de 2013

"Bloques constructivos de tamaño real" (W. Gropius)

Baukasten - Gropius 1923
(mlehman.wordpress.ncsu.edu)
"Para evitar el peligro de la uniformidad, que puede verse en casas de los suburbios ingleses, WalterGropius ha intentado tipificar elementos constructivos individuales, no edificios enteros. Varias formas de casas, entonces, pueden desarrollarse a partir de estos elementos. Gropius cree que reprimir el individualismo está mal y es poco visionario. Sus 'bloques constructivos de tamaño real' (Baukasten im Großen) pueden combinarse en varios tipos de casas, y acomodar incluso los detalles más pequeños de la construcción, así como cualquier cantidad de habitantes y sus diversas necesidades. Viviendas individuales, entonces, pueden adaptarse a cada necesidad y permitir infinitas variaciones, mientras que la construcción en sí misma, a pesar de estar hecha con materiales fabricados en serie, permite una diversidad en apariencia."

Ludwig Hilberseimer (2012 [1927]) Metropolis-architecture. New York: Columbia University, pp. 180-181.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Procesos de adecuación en unidades de vivienda ya construidas (La Resi @ "La Chimenea")

"Por medio de entrevistas y un levantamiento fotográfico y en croquis se busca clasificar las variaciones posibles de la estructura original, con el fin de concluir las preferencias de los habitantes y la relación entre estas y el trabajo propuesto por el arquitecto. 

Las concepciones tradicionales de nuestra profesión colocan al arquitecto como un solucionador de problemas y al usuario, en la mayoría de casos, como el receptor final de un producto terminado. En algunos casos, el diálogo entre el usuario y el arquitecto produce una obra “a la medida”, en la que las necesidades del primero son el leitmotiv del proyecto. 

Sin embargo, proyectos con requerimientos de rapidez y eficiencia, como lo son las viviendas masivas (Turner 2009 [1976], 12), no permiten esta interacción y el arquitecto proyecta para un cliente anónimo, abstracto, producido por un departamento de marketing. 

El conjunto de intervenciones halladas plantean al arquitecto un número de posibilidades de adecuación, tal vez, podrían tomarse en cuenta al momento de proyectar, con el fin de ofrecer a los usuarios soluciones flexibles, pensadas en situaciones específicas. Esto no sólo consideraría las intervenciones dentro de las unidades de vivienda, sino también el impacto que éstas tendrían dentro de la imagen de conjunto y en la calidad de los espacios interiores y exteriores."

Turner, John F. C. Housing by People. Towards Autonomy in Building Environments. London: Marion Boyars, 2009 [1976].

Leer el artículo completo.


martes, 29 de octubre de 2013

Chicha (Culturas del Perú)

"Para pensar y entender el Perú es necesario conocer las culturas que ha generado la informalidad. Parte 8 y complemento a la serie Culturas del Perú Contemporáneo. Video ensayo de Mario Acha, producido por María Acha." (Youtube)

domingo, 11 de agosto de 2013

Los factores socioculturales y la forma de la casa (A. Rapoport)

“Las soluciones o adaptaciones [en una casa] no tienen lugar simplemente porque son posibles. El marco físico ofrece las posibilidades, entre las cuales se hacen elecciones a través de tabús, costumbres y caminos tradicionales de una cultura. Aun cuando las posibilidades físicas son numerosas, las elecciones reales pueden estar gravemente limitadas por la matriz cultural; esta limitación puede ser el aspecto más típico de las viviendas y asentamientos de una cultura.

Palomino, Lima
Entonces, mi hipótesis básica es que la forma de la casa no es únicamente el resultado de unas fuerzas físicas o de un solo factor causal, sino la consecuencia de una serie de factores socioculturales considerados en los términos más amplios. La forma es, a su vez, modificada por las condiciones climáticas (el entorno físico que imposibilita algunas cosas y facilita otras) y por los métodos de construcción, los materiales disponibles y la tecnología (los instrumentos para lograr el ambiente deseado). A las fuerzas socioculturales las llamaré primarias y, a las demás, secundarias o modificantes.

Dados un cierto clima, la disponibilidad de ciertos materiales y las coacciones y capacidades de un nivel de tecnología dado, lo que finalmente decide la forma de una vivienda y moldea sus espacios y sus relaciones es la visión que tienen las personas de la vida ideal. El ambiente perseguido refleja muchas fuerzas socioculturales, las cuales comprenden las creencias religiosas, la estructura de la familia y del clan y las relaciones sociales entre los individuos. Esto contesta al por qué las soluciones son mucho más variadas que las necesidades biológicas, los ingenios técnicos y las condiciones climáticas y, también, a por qué en una cultura un aspecto puede ser más dominantes que los demás. Los edificios y los asentamientos son la expresión visible de la importancia relativa atribuida a diferentes aspectos de la vida y de los distintos modos de percibir la realidad. La casa, el pueblo y la ciudad expresan el hecho de que las sociedades comparten ciertas metas y valores aceptados de un modo general."

Rapoport, Amos (1972 [1969]) Vivienda y cultura. Barcelona: Gustavo Gili

viernes, 26 de julio de 2013

Arquitectura con la gente... (Y. Friedman)

Arquitectura con la gente, por la gente, para la gente

(www.yonafriedman.nl)
"Escogí este título porque parafrasea la definición de democracia de Lincoln, una definición que es justa, pero que muy rara vez se implemente. Si tuviera que dar un calificativo a mi acercamiento a la arquitectura, sería "democrático", en el sentido de la interpretación de Lincoln. La arquitectura tiene que concebirse con la gente, y ser materializada en la medida de lo posible, por la gente. El término "para la gente" es evidente. Esto no significa que el arquitecto no tenga ningún papel en el proceso: puede aportar ideas, técnicas, estéticas nuevas, que tendrán que ser validadas con la gente, por la gente, para la gente únicamente. Por cierto, los arquitectos también son gente... pertenecen a la gente."

Friedman, Yona (2011) Arquitectura con la gente, por la gente, para la gente. Actar: Barcelona. p 14.

viernes, 19 de julio de 2013

Formalidad / Informalidad: Por una arquitectura peruana que sea nuestra

"La ciudad informal:

No es sólo la ciudad de los pobres, sino una articulación y ocupación del espacio temporal.

No sólo crea una sensibilidad más rica de la ocupación espacial, sino que además sugiere cómo se expanden los límites espaciales para incluir usos que, desde la formalidad, son inimaginables."

R. Mehotra, 2010

domingo, 30 de junio de 2013

Territorios comunes, mirando hacia el hemisferio sur

Publicado en "La Chimenea", N° 7. Mayo 2013.

El león de oro de la última Bienal de Arquitectura de Venecia le fue otorgado a Urban Think Tank (Alfredo Brillembourg y Hubert Klumpner), en colaboración con Justin McBurk y Iwan Baan. Un grupo ecléctico e interdisciplinario que presentó una propuesta que, sin duda, fue polémica. La respuesta a la premisa “Common Ground” (Territorio común) fue un espacio al interior del Pabellón del Arsenal, separado por un muro de ladrillo expuesto, poético en su precariedad, que encerraba un café. Esta intervención, titulada Torre David / Gran Horizonte, 2012, servía de escenario a fotografías, videos y reflexiones en torno al edificio hoy llamado “Torre David”, una ocupación informal de un edificio que había quedado en casco, en uno de los barrios más céntricos de Caracas.


La premiación fue sumamente criticada, entre otras razones, por no tratarse de una producción arquitectónica original del estudio, pero por sobre todo, creo, por lo mucho que incomodó la instalación. En un evento diseñado por arquitectos y para arquitectos, lo último que se quiere ver es esa cruda realidad en la que el ser humano “de a pie” decide ocupar el territorio – natural o artificial – y actuar sobre él sin asesoría de arquitectos o ingenieros. El resultado formal, que se aleja de modo diametral de las soluciones oníricas que los arquitectos estrella buscan producir hoy en día, es aquello que nos gustaría ignorar: precariamente construido, impuro, decorado, colorido, cambiante.

No era, evidentemente, arquitectura de moda.

Sin embargo, es cada vez más frecuente percibir un nuevo enfoque dentro de la arquitectura contemporánea. Pequeños estudios, con pequeñas obras generalmente publicadas en soportes virtuales, empiezan a preguntarse sobre esos incómodos temas que, tradicionalmente, asustan al arquitecto que quiere tener el control sobre su obra: espontaneidad, emergencia, hibridación, crecimiento progresivo, cotidianeidad, escasez de recursos.

Ante los flujos migratorios hacia diversas zonas de Europa y Norte América, algo ha cambiado. Los tradicionales centros de la arquitectura mundial, hacia donde los arquitectos solíamos mirar en busca de referencias, se están viendo a sí mismos rodeados de informalidad, de poblaciones mixtas, de gustos populares y de situaciones en las que la arquitectura como objeto terminado no tiene mayor cabida. De pronto, las situaciones son emergentes y espontáneas, y requieren de una respuesta distinta a la del solitario arquitecto en su tablero.

Esto tiene como consecuencia un fenómeno muy curioso: desde hace algo más de una década, por primera vez en la historia, los tradicionales centros están mirando hacia las periferias para aprender algo de lo que aquí sucede. Dentro de contextos en los que la informalidad y la hibridación han sido una constante, un gran número de arquitectos y teóricos buscan las respuestas a situaciones que les son nuevas y desconcertantes. Eventos y simposios sobre informalidad, charlas de grandes arquitectos, viajes de estudio y grupos de investigación miran hacia el hemisferio sur, ya no necesariamente con una curiosidad antropológica o con una indulgente fascinación, sino con una seria voluntad de aprender de las maneras de hacer arquitectura y ciudad que nosotros desarrollamos desde hace más de medio siglo.

El que los recursos de estas partes del mundo sean buenos o no, el que tengamos soluciones practicables y sustentables o no, no es el tema de discusión. Son, sí, soluciones a las que vale la pena mirar, soluciones que cambian en el tiempo, que entienden, por primera vez, que la arquitectura no es un producto final, sino un constante proceso.

Muchas de las nuevas propuestas se detienen en la imagen exterior del edificio. Proyectos como la casa Kokuban, de Hari Architects (2011), plantean una imagen y unos materiales que podrían haber sido sacados de un barrio informal. Son obras con composiciones volumétricas simples, que aspiran a un lenguaje cotidiano por medio del uso de materiales económicos, utilizados de un modo diverso. A diferencia de la casa de Frank O. Gehry en Santa Mónica (1978-1991), primer referente al uso de materiales banales en una vivienda que no quiere serlo, estas propuestas muchas veces carecen de la originalidad propuesta por el propio material, y muestran soluciones que poco tienen que ver con lo único y lo espectacular.

Otras formulaciones parten de adoptar los procesos, interdisciplinarios y de diálogo y conciliación, dentro de la configuración de espacios. Se trata frecuentemente de programas en los que el arquitecto no es la figura principal o quien dirige las propuestas, sino uno más dentro de un equipo que incluye sociólogos, economistas y, por supuesto, los mismos usuarios y participantes de los proyectos a diseñar. Muchos de estos grupos trabajan en entornos precarios con grupos de poblaciones marginales en los suburbios de las grandes ciudades.

Finalmente hay un tercer grupo de propuestas, que parte de asumir que el usuario de los edificios hace cambios en estos con el paso del tiempo. Proyectos como la Quinta Monroy, de Elemental (2003-2004), buscan ser “completados” con estas intervenciones y se resignan a la idea de no tener control sobre la forma final del edificio e, incluso, que ésta nunca será permanente.

El proyecto ganador de la Bienal no pertenece a ninguna de estas categorías. Parte de una intervención sin arquitectos, en la que se nos cuestiona la esencia misma de nuestra profesión y que responde, de un modo casi literal, a una premisa que nos es complicada: “cuestionar las prioridades que parecen dominar nuestro tiempo, prioridades que se enfocan en lo individual, en el privilegio, en lo espectacular y en lo especial. Estas prioridades parecen pasar por alto lo normal, lo social, lo común. […] Considerar nuestras influencias, preocupaciones y visiones comunes puede ayudarnos a entender mejor la disciplina de la arquitectura y su relación con la sociedad” (Chipperfield, David, 2012).

Los arquitectos no llegamos a un mundo que se nos presenta convenientemente vacío, listo para recibir esas intervenciones singulares y muchas veces espectaculares. Somos parte del territorio común, compartido con gente común y con procesos cotidianos de crecimiento y adecuación a dinámicas siempre cambiantes. ¿Será posible que las tímidas propuestas de la arquitectura contemporánea se conviertan en una tendencia global de diálogo? ¿Hay lugar en nuestras mentes para un arquitecto que deja de ser la voz principal para convertirse en uno más de los agentes participativos? ¿Podremos entender que, a diferencia de lo aprendido en las escuelas, la arquitectura es, efectivamente, un proceso en constante cambio?

miércoles, 19 de junio de 2013

Arquitecto y habitante (Y. Friedman)

"Si consideramos un 'objeto arquitectónico' (un edificio, un complejo de edificios, un paisaje), sabemos ya que éste contiene en sí mismo dos procesos: el de su realización y el de su utilización (entendiendo aquí el término 'utilización' en su sentido más amplio, es decir, incluyendo como usuarios del objeto en cuestión a cualquier individuo que de cualquier manera sufra sus 'efectos')

Cada uno de los dos procesos, realización y utilización, da un rol determinante a dos protagonistas que usualmente llamamos el 'arquitecto' y el 'habitante'. (Es evidente que, según la definición que daremos de objeto arquitectónico, el usuario no es necesariamente un habitante, pero al inicio he preferido usar la expresión 'habitante' para evitar el error involuntario al que se caería si consideramos que quien disfruta principalmente del objeto sea su propietario o su admirador. El habitante es, en cualquier modo, el 'esposo' del objeto arquitectónico).

Son, quizás, sutilezas [...]. Podemos constatar las ventajas de de esta postura a penas formulemos las siguientes preguntas:

a) ¿Cuál es la razón de ser de un objeto arquitectónico?
b) ¿Quién, entre el arquitecto y el habitante, debe tener la prioridad?
c) ¿Estos dos roles no podrían ser desarrollados por una misma persona?

Las respuestas aparentan ser fáciles y dictadas por el sentido común.

Evidentemente, la razón de ser de un objeto arquitectónico (un edificio, una casa, una villa, un jardín) es el satisfacer al habitante y 'servirle'.

Yona Friedman
(hacedordetrampas.blogspot.com)
En consecuencia, es también evidente que el habitante debe tener derecho de prioridad sobre el constructor del objeto.

Parece, entonces, absolutamente lógico pensar que si una misma persona asumiese ambos roles - el del habitante y el del constructor - no habría ningún problema a resolver [...].

Lamentablemente hoy nos encontramos en una situación tan absurda (y esto ninguna person
as con sentido común podrá negarlo) que en la práctica sucede exactamente lo contrario: un objeto arquitectónico raramente satisface al habitante, encima de quien se coloca el constructor, e cada sistema económico y social parece haber sido concebido con el único objetivo de multiplicar los esfuerzos para evitar que el constructor y el habitante sean una única persona. El sentido común tiene, sin embargo, una ventaja sobre las leyes y sobre los sistemas económicos y sociales: es inexorable; pero tiene también un gran inconveniente: es frecuentemente lento - una violación de la razón y del sentido común, por lo tanto, será siempre castigada. Es inevitable, ¿pero cuánto tardará? Nuestra arquitectura actual viola el sentido común."

Friedman, Yona (2010 [2003]) L'architettura di sopravvivenza. Una filosofia della povertà. Torino: Bollati Boringhieri. pp 15-16.

sábado, 27 de abril de 2013

Buen gusto (C. Moore, G. Allen & D. Lyndon)

(guadalajara.olx.com.mx)
"Nos dicen que el buen gusto es un factor muy importante en el diseño de una casa. Y esto nos lo puede decir alguien que se supone lo tiene y que generalmente procura que todo el mundo se percate de que así es, de que hay gente que no lo tiene, que en esa gente está incluido uno y que uno habrá de esforzarse mucho por superar tal deficiencia. Nosotros partiremos de la idea de que todo esto es un puro absurdo. Nuestras tradiciones dependen de los "hacedores del gusto" mucho menos de lo que suele creerse. Las tradiciones tienen un gran poder precisamente porque nos ofrecen posibilidades y guías capaces de sostener la innovación; en cambio, el buen gusto pretende intimidarnos con reglas y limitaciones que asfixian las elecciones personales.

La premisa fundamental [...] es que cualquiera que se esfuerce lo bastante puede crear una casa de gran calidad. Basta con preocuparse lo bastante. Uno combina los bienes y adornos de su vida con los sueños para hacer un lugar que sólo es de uno. Y al hacerlo construye una imagen del mundo que conoce y la suma a la comunidad que le rodea."

Moore, Charles; Allen, Gerald; Lyndon, Donlyn (1999) La casa: forma y diseño. Barcelona: Gustavo Gili. p vii.

lunes, 15 de abril de 2013

California Crazy










Heimann, Jim (2001) California Crazy & Beyond. Roadside vernacular architecture. San Francisco: Chronicle Books.

sábado, 30 de marzo de 2013

El gusto del CAP contraataca

Foto de portada del Facebook del Colegio de Arquitectos del Perú

Criticar los aspectos formales de algo (lo que coloquialmente se conoce como "la estética") es complicado. Básicamente porque se trata de una esfera subjetiva, donde se supone que todo es posible. Todos tenemos derecho a nuestro propio gusto; pretender juzgar el gusto de los demás cae pesado y, peor aún, querer imponer nuestro gusto a otros es una titánica tarea que pocas veces tiene buenos resultados.

Dicho esto, sin embargo, quisiera criticar esta imagen. 

Con ustedes, la sede del Colegio de Arquitectos del Perú en Lima, versión Photoshop intenso.

Dejemos de lado el muchas veces cuestionado diseño arquitectónico y el criticadísimo recubrimiento en cerámicos (... y luego nos preguntaremos por qué en las viviendas auto-construidas la gente tiende a recubrir sus propias fachadas con cerámicos). No me refiero a la arquitectura en sí, sólo a la imagen.

Un edificio sólo, como el único rezago del planeta, con los vecinos cuidadosamente removidos de la foto. Sin carros, sin combis, sin ambulantes, sin gente que pasea. Como si fuera el último superviviente de un Apocalipsis. Completamente limpio, eso sí, recién bañadito, con un blanco que refleja sospechosamente la luz de un sol inexistente, y un verde sobre el que nunca ha caído polvo.

Y, por supuesto, lo mejor: el cielo. No creo que ni siquiera el cielo de Puno tenga un azul tan intenso. Estoy segura que el de Lima no es así, ni siquiera en el mejor día de verano. No tenemos esos cielos, no tenemos esas nubes.

La gran pregunta es ¿por qué el CAP querría representar su propia sede de una manera tan imposible? ¿Por qué forzar la realidad, Photoshopearla, limpiarla e ignorar en el camino muchos de sus componentes? ¿Cuál es el mensaje que esa imagen da? 

¿Es que acaso nuestra arquitectura es, o debería ser, una producción visual de 3D? ¿Significa entonces que , con nuestra arquitectura, tenemos que ignorar una realidad polvorienta, gris nueve meses al año, llena de tráfico, peatones y ambulantes? ¿Debemos apuntar a un edificio-objeto, "limpio" de usuarios y de conflicto?

viernes, 8 de marzo de 2013

El gusto del CAP


La imagen primero me hizo estremecer. Luego pasó lo que pasa con cierta frecuencia cuando uno ve algo feo: no podía dejar de mirarla.

Lo primero que pensé fue que si los fundadores de la Arquitectura (con mayúscula) en el Perú pudieran ver la imagen que el Colegio decide publicar para conmemorar el 8 de marzo, se estarían revolcando en sus tumbas.

Se me ocurre que estos grandes nombres que hemos estudiando en la facultad - Marquina, Malachowski, Miró-Quesada, Seoane -, miembros de élite destinados a encabezar las esferas artísticas locales, hubieran tenido grandes dificultades para entender cómo es posible una imagen como ésta.

¿Qué hubieran hecho ellos en una situación similar? Imagino que una tarjeta bastante sobria, carente de ornamento superficial, con un mensaje sobrio y bien pensado, entendiendo que hoy no se felicita a las mujeres, sino se las reconoce, reflexionando sobre la importancia y las implicancias de la fecha en nuestra coyuntura.

¿Qué tenemos hoy? El Colegio de Arquitectos del Perú nos obsequia con una imagen de falsos dorados, flores rosadas, recargada de íconos-cliché, con un mensaje superficial y un gran error de redacción (¿no falta una palabra luego de ese "Les"?) y sobre todo, facilista. Kitsch.

¿La imagen hubiera sido más sobria, geométrica y abstracta si se tratara de una festividad masculina? Creo que no.

El gusto de la mayoría pocas veces ha sido el gusto de las élites. Aparentemente, ahora ese gusto ha llegado a la directiva de una de las instituciones que, se supone, representa algo de la dirección hacia la que va o debería ir nuestra cultura.

¿Cuál es nuestra cultura? ¿Cómo es nuestro gusto? ¿Qué imágenes nos representan? Y, sobre todo, ¿qué hacer con la brecha que hace que, a muchos, la imagen nos inquiete?

Interculturalidad (J. I. López Soria)

"La interculturalidad es, en primer lugar, una convocatoria a todos a tomar conciencia de que tanto el proyecto colonizador como el republicano de ayer y de hoy están montados sobre una violencia cultural y simbólica que, por cierto, acompaña y facilita la violencia económica y política que ejercemos sobre las poblaciones originarias y afrodescendientes. De hecho, la inclusión en la sociedad a la que llamamos moderna pasa por una neutralización de las pertenencias culturales de los incluidos. La ganancia con la inclusión exige la pérdida de componentes tan importantes para la realización personal y colectiva como la lengua, las creencias, las nociones de vida buena, las vinculaciones sociales, la relación con el territorio, etc. Dudo de que estas pérdidas puedan ser compensadas con “cheques netos” a favor de los perdedores. [...]

La interculturalidad, por otra parte, es mucho más que un expediente para la identificación y la resolución de conflictos. La perspectiva intercultural propone al Estado y, en general, al poder la reconciliación con la diversidad cultural, lingüística y de formas que vida que enriquece a la sociedad peruana. Acostumbrados a mirar la diversidad como desventaja, venimos esforzándonos desde antiguo en la construcción de homogeneidad. Por eso no es raro que veamos la ciudad como un vehículo “de unificación cultural”, cuando, en realidad, en sociedades multiculturales como la nuestra, la ciudad es también y principalmente un espacio de encuentro de diversidades.

Finalmente, pero no en último lugar, la perspectiva intercultural apunta a la construcción de una convivencia digna, enriquecedora y hasta gozosa de las diversidades que nos constituyen como comunidad histórica. Y en ese proceso, la equidad es a lo económico y la participación es a lo político como la interculturalidad es al mundo simbólico. Sin estos tres componentes caminando de la mano es difícil pensar en una gestión de los conflictos que no solo apague fuegos, sino que contribuya a reestructurar los términos de la convivencia."

Leer la carta completa.

López Soria, José Ignacio (2011) "¿Descartar la interculturalidad? (Carta a Alfredo Barnechea) Inédito no publicado por Caretas, sept. 2011". En: Compartiendohttp://jilopezsoria.blogspot.com

lunes, 4 de marzo de 2013

Unidas, las favelas y comunidades de Brasil formarían el quinto estado más grande

Favela, Christophe Simon (Carta Capital)
"Los residentes de las favelas están orgullosos de donde viven, según el estudio. A 85% les gusta el lugar donde viven, 80% están orgullosos de donde viven y 70% continuarían viviendo en sus comunidades, aún si sus ingresos económicos se duplicaran. En un testimonio reportado en el estudio paralelo Geração C – Especial Comunidades Cariocas, Paula, 18 años, casa y madre de una niña de dos años, y residente de una favela en Rio de Janeiro, expresa el sentimiento general. "Lo que me parece malo en la comunidad son los disparos y el tráfico de drogas, pero siempre he vivido aquí y me quiero quedar aquí porque toda mi familia está cerca. Aquí, todos se ayudan."

Leer el artículo completo en portugués y en inglés.

Publicado en Carta Capital el 20 de febrero de 2013. 

domingo, 3 de marzo de 2013

Expo: ¡A mí qué chicha!

"La palabra “chicha” es uno de los peruanismos más usados y menos entendidos en nuestro país. Para algunos alude al caos, al desorden, a la improvisación y al desequilibrio provocado por la cultura y las masas populares. Pero también podemos entender lo “chicha” como la manifestación irreverente, atrevida, cuestionadora de estas mismas masas que se desbordan y crean una nueva cultura amalgama de todas las sangres y culturas del Perú. [...]

Los artistas que presentamos nunca pretendieron ser “artistas” ni aprendieron su oficio en una academia. La necesidad, la precariedad, la desigualdad los “obligó” a tener un oficio, a convertirse en productores y creadores."

Ver el artículo completo.

La exposición está en el Centro Cultural de España hasta el 8 de marzo de 2013.





 


sábado, 2 de marzo de 2013

Cuidado con la huachafería, darling (J. Barrón)

"Peruanismo. No por eso huachafo es exclusivamente peruano. Los hay siúticos, horteras, tackies y, aunque no existiese palabra para señalarlos, suelen ser reconocidos por la manada. De algo sirven: nos hacen sentir distinguidos. Si pretendemos precisar qué es huachafería, nos daremos con una pituca y otra popular; entre ambas, como el relleno del sánguche, la huachafería pequeñoburguesa, emblemática sazón que anima lo nacional. Como la salsita criolla. 

Pero ¿qué es huachafo? Aquello que no es honesto ni natural. Lo que pretende y, pretendiendo, chirria. El tinte azabache del pelo del viejo galán, la ricurita de ojos de plástico azul añil, sus uñas demasiado largas, las de los pies.

Es la arquitectura 'wannabe' que convierte en glamoroso al ricacachón, es la culinaria caviar, esa que congrega en un cilindro la entraña Angus con el hongo de Porcón.

coladelmundo.blogspot.com
Demasías, bisoñés, purpurinas, imitaciones finas, relojes bamba. Meter la nariz en la botella de pisco y sacar la fecha de la cosecha, el lugar, la hora y el dueño de la pata que pisó la uva. El sport elegante, el bohemio elegante, el anfitrión cinco estrellas aspirante a embajador, la novia de blanco que por cuarta vez se casa y sus quince damitas de honor, el 'mi reina' que una operadora nos suelta al teléfono, la causa inspirada en la forma del maní del Señor de Sipán, la maskaipacha de hojalata coronando un casino de San Miguel, el que hizo montar una biblioteca entera como parte de su decoración. Las botas blancas de charol.

Llamar hacienda a unos metros de tierra, caballo de paso a un burrito coquetón, darle agua mineral al chihuahua que lleva el nombre del exmarido, llevarlo en la cartera de marca, desparramar choleos como quien salpica agua bendita. Ser sobón.

Resulta que en la década de 1890 llegó a Lima una modesta familia de colombianos que se puso a vivir en la quinta cuadra del actual jirón Andahuaylas, próxima al cuartel Santa Catalina. En esa casa había jóvenes casamenteras que todo el tiempo organizaban reuniones muy animadas a las que ellas solían llamar guachafas, colombianismo que significa fiesta, jolgorio. La expresión, y las fiestas, tuvieron gran acogida entre los limeños vecinos. Con el tiempo, las dueñas de casa, de apellido difícil de recordar, eran conocidas con el sobrenombre de huachafas. 

Mario Vargas Llosa escribió alguna vez que ponerse una "y" entre apellidos es huachafo. Alguien refutó que componerlos lo es más.

Al final son las madres las que se perpetúan en este gesto, para bien y para mal. Así llegaron lejos la señora Llosa, esposa del señor Vargas, la señora Prada, la del señor Gonzáles, la Canseco, del señor Diez.

Hay palabras que pululan en Lima como las enfermedades respiratorias, los sicarios, las combatientes en blumer: flamante, nosocomio, 'darling' y, por sobre todas ellas, agendar.

Hay cosas que no son huachafas porque están hechas desde adentro; cosas pintorescas, como las corbatas de Beto; folclóricas, como las pestañas de Susy; extravagantes, como las crenchas de Guerrero; eclécticas, como las páginas sociales de una Lima que no puede parar."

Barrón, Josefina (2013) "Cuidado con la huachafería, darling". En: El Comercio. Domingo 24 de febrero de 2013, p a17.

martes, 19 de febrero de 2013

Housing and Domestic Life

“Cultures of domestic life explicitly concern three attributes. First, the artefacts and techniques of human groups (housing units, infrastructure and services). This can be considered as the material culture of domestic life that may express and communicate cultural and social/group identities. The second attribute is the social organization of human groups according to norms about marriage, kinship, household composition and social relations. The residential environment not only expresses social conventions but also social differentiation by differences in architectural style, the size of housing units and the site location. The third attribute is the meanings attributed to the physical and non-material components of himan habitats and how these are expressed by language: for example, a housing unit, a dwelling, a domicile, or home […].

Although the internal organisation and use of housing units can be described according to orientation, climate and the availability of construction materials, this description does not include the shared meanings and values attributed to domestic space unless cultural dimensions are considered. These cultural dimensions are reflected in the preparation and consumption of food, the nomenclature of domestic space and household activities, customs about receiving family, friends and neighbours, and rituals and religious practices for special occasions, including birth, marriage and death […].

A housing unit and all its content is a medium for non-verbal communication between household members, family, friends and strangers. […] domestic space and household possessions not only have monetary and use values. In addition, they become objects with psychological dimensions that express the self, because they convey information about the personal identity, group identity and values of the resident."

Lawrence, R., 2012. People-Environment Studies. In: D. F. Clapham, W. A. V. Clarck & K. Gibb, eds. The SAGE Handbook of Housing Studies. London: Sage Publications, pp. 230-243.

sábado, 16 de febrero de 2013

Informality

“Our choice of informal, therefore, was very careful studied. But it, too, requires definition and contextualization to ensure that our meaning and use are clear. Consider, first, its emergence from related terms:

FORM – shape and structure; outward appearance; essence. Note the apparent contradiction in the definition – appearance vs. essence – which becomes more distinct in the verb to inform, meaning both to give form and shape to something (exterior) and to pervade, animate and inspire (interior).

FORMAL – pertaining to customary form or conventionality; rigorously observant of forms; lacking in ease or freedom of outline or arrangement. Consider such uses as the formal dinner, formal manners, formal attire. As certain forms become norms, they are codified and become standard, accepted rules. Vitruvius gave us The Ten Books on Architecture. Grammarians give us the rules for a language. The underlying presumption in every case is that there is a right and a wrong way of doing things. Hence the need for:

INFORMAL – not done or made according to a recognized or prescribed form; not according to order; unofficial, disorderly. In choosing to call the subject of our study the ‘informal city’, we are both embracing and rejecting the standard definition. The barrios of Caracas on which we focused are, indeed, not made according to any standard prescription, and they are certainly unofficial. But are they, in fact, ‘disorderly’? Do they lack form?

If one looks at the barrios at a distance – in person or in an aerial photograph – one sees sprawling, rhizome-like shapes; one searches in vain for an ordering principle, a clear beginning and end, for ways to separate the whole into comprehensible elements. But close up, patterns begin to emerge and a certain logic – unlike that taught by conventional architecture or planning – can be discerned. Like the scientists who study chaos theory, we rejected the notion of infinite randomness and assumed that there is a discoverable, as yet unidentified, logic.

Informal does not mean ‘lacking form’. It implies, for us, something that arises from within itself and its makers, whose form has not yet been recognized, or is unfinished, but which is subject to rules and procedures potentially as specific and necessary as those that have governed official, formal city-making. Our work sets out to identify and describe that particular logic, to locate the orders within the apparent disorder, so as to open up a productive dialogue about the relevance and the role of the informal city in the world.”

Brillenbourg, A., Feireiss, K. & Klumpner, H., 2005. Informal city. Caracas Case. München: Prestel. p 18.

viernes, 8 de febrero de 2013

The Spontaneous City (La ciudad espontánea)

Ir a The Spontaneous City

"The Spontaneous City es tratada por sus habitantes en un proceso interminable de transformación y adaptación para acomodar la cultura contemporánea que demanda cambios en el tiempo, preocupaciones colectivas e individuales, un amplio entendimiento de la sostenibilidad y ¡sorpresa!

Individuos y grupos, incluidos los residentes y empresarios, re-usan o re-organizan espacios en bloques de departamentos, lugares de trabajo, parques y calles. El potencial de los habitantes (dwellers) de la ciudad ha sido ignorado por demasiado tiempo.

Co-diseño, co-producción, co-propiedad y co-responsabilidad ya no son sólo términos de moda, sino formas aceptadas de diseño en términos de desarrollo urbano sostenible, que deben ser implementadas cada vez más en un ámbito más amplio y en colaboración con las grandes empresas y la autoridad local."


martes, 29 de enero de 2013

Aprendiendo del Pop (D. Scott-Brown) III

Primera parte.
Segunda parte.

La sopa en lata y el establishment

Hay cierta ironía en el hecho de que la cultura “popular” y el paisaje “popular” no sean populares entre quienes toman las decisiones sobre cómo renovar la ciudad y realojar a los pobres […].

La sabiduría convencional de la que hacen gala […] los ancianos radicales de la arquitectura responsables de los comités artísticos estadounidenses, de las secciones de “proyecto” de los Departamentos de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) y de los organismos de planeamiento y de nuevos desarrollos; son ellos quienes planifican y construyen para las grandes empresas públicas y privadas y los que gozan de la confianza de quienes construyen la ciudad. Si de lo que se trata es de hacer un buen servicio al público a través de sus decisiones, estos miembros del establishment arquitectónico deben aprender a distinguir, para llevar a cabo un análisis distinto, entre sus criterios estéricos y el resto de preocupaciones sobre “contaminación medioambiental”. Las aguas nauseabundas y los carteles publicitarios son problemas de diferente orden y magnitud.

Lo primero no puede hacerse bien, pero lo segundo sí; en especial si nos ofrecen la oportunidad de estudiarlos un rato, sin erigirnos en jueces.

equipoplastico.com
Si se eliminan los barrios “apestosos” junto a los carteles publicitarios y las gasolineras en nombre de evitar la “contaminación visual”, el daño social puede ser irreparable. Sin embargo, no se renunciará a una vieja fórmula estética, incluso si se demuestra que entraña obstáculos, hasta que se reemplace por otra nueva, puesto que, como ya hemos visto, la forma depende de sí misma para hacerse. Y para el establishment arquitectónico, el nuevo vocabulario debe tener un lenguaje respetable. Por tanto, si el entorno popular es el que proporciona ese vocabulario, para ser aceptado debe filtrarse mediante procesos adecuados. Debe pasar a ser parte de la tradición del gran arte; debe ser la vanguardia del año pasado. Ésa es otra de las razones para someter el nuevo paisaje al análisis arquitectónico tradicional: que sea aceptado por el establishment. No puede aprender del popo hasta que el Pop entre en las academias.


Apuntarse al pop

Para aquellos arquitectos que esperan poner sus habilidades de la última, he recomendado una investigación de las formas de la nueva ciudad existente basada tanto en cuestiones sociales como estéticas. El gran arte ha seguido al arte bajo, y viceversa; de hecho, ¿de dónde salió por primera vez el arco parabólico de MacDonald’s y el split-level ranch?

En el paso del arte bajo al gran arte reside un elemento del aplazamiento del juicio. El juicio se suspende con el fin de entender y ser receptivo. Se trata de una apasionante técnica heurística, pero también de una técnica peligrosa, pues la afición por toda la cultura pop es tan irracional como odiarla en su conjunto, y puede dar lugar a un “subirse al carro” del pop generalizado e indiscriminado, donde todo vale y en lugar de postergar el juicio, se lo abandona. Más aún, los artistas, arquitectos y actores deben juzgar, aunque, espero, tras una pausa. Después de un intervalo razonable, deben surgir unos criterios adecuados de la nueva fuente. El juicio simplemente se aplaza para hacer más sensatos los juicios ulteriores.”

Scott Brown, Denise (2007 [1971]) Aprendiendo del Pop (Learning from Pop). Barcelona: Gustavo Gili. pp 21-29.
Originalmente publicado en Casabella 359-360, diciembre de 1971.

sábado, 26 de enero de 2013

Aprendiendo del Pop (D. Scott-Brown) II

Primera parte.

Análisis formal como investigación proyectual

Una segunda razón para mirar hacia la cultura popular es encontrar vocabularios formales que hoy en día resulten más pertinentes ante las diversas necesidades de la gente, y que sean más tolerantes ante el desorden de la vida urbana que los órdenes formales “racionalistas” y cartesianos de la actual arquitectura moderna. ¿Cuánta vivienda barata y arquitectura decimonónica ha sido eliminada para que algunos pulcros arquitectos o urbanistas puristas pudieran empezar de cero, haciendo borrón y cuenta nueva?

Los arquitectos modernos pueden ahora reconocer que cualesquiera que sean las fuerzas, los procesos y las tecnologías que determinan la forma arquitectónica, las ideas sobre la forma la determinan igualmente; que un vocabulario formal forma parte de la arquitectura tanto como los ladrillos y el mortero (los plásticos y los sistemas para los futuristas); que la forma no surge, no puede surgir exclusivamente de la función, recién nacida e inocente como Venus saliendo de la concha, sino, más bien, que la forma sigue, entre otras cosas, a la función, las fuerzas y la propia forma. Si se las reconoce conscientemente, las tendencias formales no tienen por qué tiranizar, como sí lo hicieron en la urban renewal; y los vocabularios formales que surjan de la arquitectura podrán estudiarse y mejorarse para adaptarlos a los requerimientos funcionales, más que ser aceptados de manera inconsciente e inadecuada (como una vieja herencia de algún maestro sin importancia). Las formas del paisaje popular son tan relevantes para nosotros ahora como lo fueron las formas de la Roma Antigua para los beaux arts, el cubismo o la arquitectura maquinista para los primeros modernos, y la región industrializada inglesa de los Midlands o los dogones para el Team 10; mejor dicho, son extremadamente relevantes, mucho más que la última batisfera, plataforma de lanzamiento o complejo hospitalario […].

Stardust (blog.dnevnik.hr)
Al contrario que éstos, nos hablan de nuestras circunstancias no sólo desde el punto de vista estético, sino también a muchos niveles, desde el punto de vista de la necesidad: desde la necesidad social de realojar a los pobres sin destruirlos, hasta la necesidad arquitectónica de producir edificios y entornos que otros necesiten y que gusten. El paisaje popular se diferencia de los primeros modelos en que también es el lugar donde construimos, nuestro contexto. Es una de las pocas fuentes contemporáneas de datos sobre los aspectos comunicativos y simbólicos de la arquitectura, puesto que no fue tocado por la simplificación purista que el movimiento moderno aplicó a la arquitectura al reducirla a espacio y estructura únicamente.

Pero el análisis formal presenta un problema. En primer lugar, dado que la forma ha sido un tema ilegítimo durante mucho tiempo, hemos perdido la costumbre de analizarla; y, en segundo lugar, las formas con las que tratamos son nuevas y no se relacionan fácilmente con la arquitectura tradicional o con las técnicas urbanísticas de análisis y comunicación.

La proyección ortográfica a duras penas contempla la esencia del letrero del Stardust y, aunque éste tenga la longitud de una manzana y un apabullante impacto visual in situ, no queda bien representado en un plano de usos. Siendo un espacio automóvil, el espacio suburbano no se define por paredes y suelos delimitadores, y es, por tanto, difícil de representar gráficamente utilizando sistemas creados para la descripción de edificios. De hecho, el espacio no es el componente urbano más importante de la forma suburbana, sino la comunicación en el espacio, que requiere incorporar un elemento simbólico y temporal en los sistemas de descripción que poco a poco se van creando para ella […].

El análisis formal debería ser comparativo y conectar mediante la comparación las nuevas formas con el resto de la tradición formal de la arquitectura, incorporándolas así a la disciplina arquitectónica y ayudándonos a entender nuestra nueva experiencia a la luz de nuestra formación formal. Al proponer que la forma debería analizarse, no doy a entender que la función (el programa), las tecnologías o las fuerzas (los procesos sociales urbanos o el mercado del suelo) no sean de vital importancia para la arquitectura, ni tampoco que no puedan servir como fuentes de inspiración artística para el arquitecto. Todas son necesarias y trabajan conjuntamente […].”

Tercera parte.

Scott Brown, Denise (2007 [1971]) Aprendiendo del Pop (Learning from Pop). Barcelona: Gustavo Gili. pp 13-20.
Originalmente publicado en Casabella 359-360, diciembre de 1971.

domingo, 20 de enero de 2013

Aprendiendo del Pop (D. Scott-Brown) I

Necesidades, en plural

La sensibilidad hacia las necesidades es un primer motivo para dirigirse hacia la ciudad actual. Una vez ahí, la primera lección para los arquitectos es la pluralidad de necesidades. Ningún constructor/promotor en sus cabales anunciaría: construyo para el Hombre. Él construye para el mercado, para un grupo de gente definido por su nivel de ingresos, edad, estructura familiar y estilo de vida.

[…] La ciudad puede considerarse como el artefacto construido para un conjunto de subculturas. En este momento son pocas las subculturas que recurren por voluntad propia a los arquitectos.

Por supuesto, aprender de lo que “está ahí” está sujeto a las salvedades y a las limitaciones de todo análisis conductista (se estudia una conducta limitada y no lo que la gente haría en otras circunstancias). Los pobres no viven por voluntad propia en bloques de apartamentos […]. En tiempos de escasez de vivienda, éste es un argumento especialmente convincente contra el conductismo arquitectónico puesto que la gente no puede votar contra una creación en concreto, manteniéndose al margen, si no existe una alternativa.

Para contrarrestar este peligro, se deben buscar entornos comparable donde, por alguna razón, las restricciones no obliguen. Hay entornos que sugieren cuáles podrían ser los gustos de los grupos con limitaciones económicas si estuvieran menos constreñidos. Son los entornos de los nuevos ricos: el Hollywood de antaño, Las Vegas de hoy en día y las casas las estrellas de cine, los deportistas y otros grupos cuyo ascenso social puede parecer un despegue en vertical, pero que continúan manteniendo una escala de valores previa.

Richard Hamilton
Just what is it that makes today's homes
so different, so appealing?
(1956)
Otra fuente son los decorados de los medios de comunicación, del cine, de las telenovelas o de los anuncios de peinillos en vinagre y de lustramuebles. En este caso, el objetivo no es vender casas sino algo bien distinto, y los decorados representan la idea que alguien tiene (¿los publicistas?) sobre lo que quieren los compradores de pepinillos en vinagre o los espectadores de telenovelas para una casa. Hoy en día el punto de vista de los observadores del mundo publicitario puede ser tan tendencioso como el del arquitecto, y debería estudiarse a la luz de lo que está intentando vender; ¿debería la arquitectura-pepinillo parecer hogareña como mi casa, o elegante como la tuya, si de lo que se trata es de vender pepinillos en vinagre? Pero, al menos, es otra tendencia, una alternativa al mirarse el ombligo que tana menudo practica la arquitectura para investigar; por ejemplo, al preguntarse: ¿qué hizo Le Corbusier? Aunque nos puedan decir poco de las necesidades de los muy pobre, tanto el mundo de la publicidad como el del constructor cubren un espectro más amplio de la población y superan una prueba de mercado más dura que el arquitecto de la urban renewal o de las viviendas de promoción pública; y sólo aprendemos de estas fuentes que la arquitectura debe ser diferente para los diferentes grupos, que ya es bastante.

Pero la alternativa a ambos análisis es examinar qué hace la gente con los edificios – en las levittowns, en las zonas altas de los ricos, en los terrenos poco definidos y en las barriadas – una vez viven allí. En este caso, los costes y la disponibilidad son fuerzas menos restrictivas puesto que la empresa es menor. Además, los cambios a menudo tienden a ser más simbólicos que estructurales y las aspiraciones quizá se deducen con mayor facilidad de los símbolos que de los edificios.

Prestar atención a lo construido para estar al corriente de las necesidades no significa que preguntar a la gente lo que quiere no sea también extremadamente necesario. […]”

Segunda parte.

Scott Brown, Denise (2007 [1971]) Aprendiendo del Pop (Learning from Pop). Barcelona: Gustavo Gili. pp 8-12.
Originalmente publicado en Casabella 359-360, diciembre de 1971.
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