martes, 22 de abril de 2014

Huachafo gringo

No tenemos por qué asustarnos tanto de nuestro parque de la maca o del monumento al dinosaurio. En todas partes hay originalidad (o eso que a muchos les gusta llamar "mal gusto") y mucha de ésta está en la esfera de lo público.

Los gringos, además, tienen esa manía del parque temático, y logran hacer que una mini-casita de 400 años de antigüedad en St. Augustine, Florida, se vuelva atracción nacional y haya que apgar US$ 20 por entrar a ver unos cuantos muebles viejos.

Así es que para no creer que tenemos el monopolio de las "atracciones" huachafas, he aquí algunos ejemplos publicados en este artículo de The Huffington Post. La lista no está completa, ni mucho menos, pero hay suficiente como para hacerse una idea.

Alabama: The Boll Weevil Monument

Idaho: The Spud Drive-In

Illinois: The Leaning Tower of Niles

Kansas: Dorothy's House

Minnesota: The Jolly Green Giant
(mi favorito)

Virginia: Foamhenge

miércoles, 16 de abril de 2014

Kitsch urbano (V. Gregotti)

Chorrillos (www.flickr.com)
"En lo que respecta al hecho urbano, aquello que domina es el crecimiento como valor autónomo y, por lo tanto, la satisfacción representada por este. La expansión se deposita a los márgenes de la ciudad como 'sprawl' y en el centro como acumulación de lo construido, cuya única regla es la competencia entre objetos engrandecidos, de fachadas como soporte publicitario, fundamento de un kitsch urbano perseguido y deseado que es, más que una compleja confusión, un voluntario desprecio por el diseño urbano. Incluso el monumento antiguo se ha vuelto sobre todo un valor económico turístico y es en este aspecto, más que en su conservación y en el cuidado de su contexto, en lo que se concentra la atención pública.

[...] Todo esto parece querer seguir el camino indicado por el principio 'form follows the market' en lugar de 'the function'; pero hoy se ha volcado hacia la célebre frase de Raymond Lowey, que afirmaba que 'la fealdad se vende mal' en el sentido en el que sólo el nuevo kitsch, en la forma de bizarría inútil de la última moda, se vende bien. En realidad sólo los instrumentos electrónicos parece, por ahora, haber conservado una forma digna y precisa. De cualquier como, como escribí entonces [en 1968], 'mientras que las estructuras productivas y los mismos diseñadores continúen considerando el design de un objeto como publicidad en lugar de proyecto, todo esto no dejará de proponerse como kitsch'. Y así ha sucedido.

Que todo esto, además, encuentre hoy en la arquitectura un éxito mediático, en sus extrañezas sin necesidad, en los propios monumentos, no hace sino confirmar cómo la situación refleja el kitsch urbano."

Gregotti, V. (2012) Il kitsch urbano. En: Dorfles, G. Oggi il kitsch. Bologna: Editrice Compositori. pp 18-19.
Related Posts with Thumbnails