Huachafería es un peruanismo que en los vocabularios empobrecen describiéndolo como sinónimo de cursi. En verdad, es algo más sutil y complejo, una de las contribuciones del Perú a la experiencia universal; quien la desdeña o malentiende, queda confundido respecto a lo que es este país, a la psicología y cultura de un sector importante, acaso mayoritario de los peruanos. Porque la huachafería es una visión del mundo a la vez que una estética, una manera de sentir, pensar, gozar, expresarse y juzgar a los demás.
Mario Vargas Llosa
Leer el artículo completo
Alrededor de 1890, llegó a Lima una modesta familia de emigrados colombianos (probablemente algún político exiliado y los suyos) y se avecinó en la calle del General, muy próxima al cuartel de Santa Catalina. Como en dicha familia se contaban unas jóvenes casaderas y atractivas, estas solían organizar frecuentes fiestas bastante alegres a la que llamaban huachafas. La expresión fue bien acogida por los concurrentes del contiguo cuartel y con el tiempo las dueñas eran conocidas por el sobrenombre de huachafas. La denominación de la fiesta para a plicarse a sus organizadores que eran modestas muchachas de clase media, de cierta estrechez económica y que se esforzaban por aparentar ante sus invitados y vecinos más de lo que eran o tenían.
Estuardo Núñez