El estudio de una arquitectura Kitsch ha sido objeto de nuestro interés desde 1973, año en e que iniciamos los estudios en la facultad de arquitectura. En contraposición a la enseñanza académica, cuyo enfoque se limitaba a cubrir la producción arquitectónica oficial - y, dentro de ella, solamente sus ejemplos máximos como el edificio de MEC y Brasilia - enfrentándose a nuestras vivencias previas en cuanto frecuentadores ocasionales de los suburbios cariocas. En estos habíamos detectado un tipo de manifestación arquitectónica bastante rica y original que, no obstante su potencial de lanzar nuevas fuentes de discusión sobre el marco de la arquitectura brasileña contemporánea, permanecía desconocida a nivel de un estudio más sistemático, al ser encarado como fenómeno cultural desprovisto de importancia. Confirmamos que la relevancia mayor de este trabajo residiría justamente en un intento de análisis profundo de esas manifestaciones, con el fin de poder establecer una base para el estudio en Brasil de construcciones realizadas sin arquitectos.
Al iniciarnos en dicho análisis, nos pareció un error básico clasificar como de mal gusto las producciones culturales inherentes al repertorio de otras clases sociales. Dentro de esa línea de pensamiento, una cuestión inicial que nos planeamos giraba en torno a la denominación general que deberíamos adoptar para esas manifestaciones arquitectónicas. Optamos por llamarlas arquitectura Kitsch teniendo en cuanta dos motivos. En primero se refiere al hecho de que las construcciones analizadas representaban características especiales y estéticas que podrían ser perfectamente encuadradas dentro de la definición general de Kitsch. El segundo se debe a la constatación de que ese concepto ya se encontraba razonablemente difundido y sustentado, pudiendo así, proveernos de un punto de partida para la discusión de elementos básicos que pretendíamos tratar, como el gusto, por ejemplo.
Lo Kitsch, hasta entonces, había sido siempre configurado en relación a un consumo desenfrenado de objetos, factor que jamás ocurre en los ejemplos que serán enfocados por nosotros, donde el habitante elabora el espacio de su residencia, funcionando como creador de signos arquitectónicos. Fue necesario así, establecer una división básica entre Kitsch pasivo y Kitsch creativo. Clasificamos la arquitectura Kitsch de las clases bajas en asención como de tipo creativo, porque entendemos que esas manifestaciones difieren de aquellas encontradas en los grupos de nuevos ricos, en las que no existe por parte del consumidor ninguna interferencia en la elaboración de los objetos que los rodean.
[...] organizamos una subdivisión de arquitectura Kitsch en algunos ítem representativos de los varios tipos detectados: Kitsch como visión del mundo (comprende las casa que intentan "hablar" de la visión de sus dueños a través de su estructura espacial); Kitsch como visión poética (que tiene como elemento dominante el aspecto poético expresado en el espacio arquitectónico; Kitsch visionario (incluida en esta subdivisión aquellas casas que extrapolan cualquier interpretación racional pudiendo, además, cubrir otras clasificaciones); Kitsch religioso (dentro de esta modalidad pueden ser consideradas desde las viviendas en las que se dan referencias icónicas a santos protectores en sus fachadas, hasta aquellas construcciones realizadas bajo la protección de ciertas entidades, en las cuales toda la estructura adquiere un sentido simbólico); Kitsch con influencia de la arquitectura moderna (en este aspecto, podemos incluir una parte considerable de arquitectura Kitsch, que extrae de la arquitectura brasileña moderna varios elementos constructivo-espaciales, adaptándolos al propio repertorio de sus constructores y habitantes).