miércoles, 2 de marzo de 2011

El mercado arquitectónico del querer (pertene)ser

"No será sino hasta mediados del siglo XX, por razones económicas y culturales que van a la par con las migraciones internas y el crecimiento de las ciudades, que la movilidad social se vuelve una constante y las fronteras entre los grupos son cada vez más tenues. Las categorías de raza y procedencia pierden importancia –aunque no llegan a desaparecer del todo– y durante las últimas décadas surge una estratificación muy sutil, pero no por ello menos poderosa, basada en un capital cultural sumamente plural.

Frente a las clases tradicionales, a las que pertenecen familias arraigadas en un status socio-cultural casi histórico, y grupos identificados con las clases bajas, que desempeñan oficios y corresponden a una clase “al servicio”, surge un nuevo ser urbano. Este nuevo poblador de la ciudad debe distinguir, y distinguirse, en la identificación de un amplio conjunto de valores en los que la cultura popular moderna se combina con tradiciones andinas, y donde la educación y el poder económico compiten por convertirse en las credenciales de pertenencia a las clases elevadas. Las clases tradicionales, entonces –sean estas altas o bajas– han ido perdiendo vigencia para dar paso a un mestizaje cultural rico en elementos significantes, pero al mismo tiempo generador de dinámicas de confrontación en todas las esferas, incluida, naturalmente, la de la producción artística y arquitectónica."


Artículo pubicado en Arquitextos, no. 25.
Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Universidad Ricardo Palma, Lima.

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