Ante el 'boom' de la construcción que vive Lima, los municipios multiplican sus esfuerzos para controlar la seguridad de las nuevas edificaciones, pero no se atreven a juzgar en gustos y colores. Salvo en los centros históricos de Lima y Barranco, ningún distrito regula la estética de sus fachadas o monumentos públicos.
Desde el 2006, el Reglamento Nacional de Edificaciones del Ministerio de Vivienda ordena en su primer artículo "que (la construcción) se integre a la zona de manera armónica", y aclara que son los municipios provinciales los que deben emitir normas complementarias para que esta directiva se cumpla. Sin embargo, la Gerencia de Desarrollo Urbano del concejo limeño admitió que a la fecha no existe una sola de dichas normas en la provincia.
Es que tampoco existen parámetros que establezcan qué es feo y qué no lo es. Quizá por eso, cuando Gregorio Yauri abre cada mañana la puerta de su casa, lo asalta la imagen de un malhumorado dinosaurio con aspecto de iguana. "Cuando los muertos se levanten, este nos va a defender echando fuego por la boca", dice Yauri, que confunde al reptil prehistórico con un dragón.
Desde que el monumento apareció hace seis años en la alameda que separa la Av. Plácido Jiménez del cementerio Padre Eterno, en El Agustino, los más connotados urbanistas de Lima han opinado que es de pésimo gusto. Sin embargo, el dinosaurio se ha vuelto familiar y hasta querido para Yauri y sus vecinos.
Similar contradicción genera la serie de esculturas que se ubica frente a la playa Agua Dulce, en Chorrillos, que busca plasmar el amor conyugal. "Son mamotretos cursis y en absoluto carentes de arte", critica el reconocido urbanista Augusto Ortiz de Zevallos.
Muy a su pesar, una decena de limusinas llega hasta allí cada sábado con parejas de recién casados que hacen cola para fotografiarse con la vilipendiada obra.
En este punto, el lector debe estar preguntándose si es mejor tomar partido por la opinión académica o si, por el contrario, debe respaldar el gusto popular.
Las casitas del Barrio Alto
"Siempre se ha acusado a los conos de tener fachadas con mayólicas, pero la llamada huachafería también domina los barrios de clase alta, donde la imitación de arquitecturas foráneas e inadecuadas para el clima de Lima es producto del complejo y la desinformación", reflexionó Ortiz de Zevallos. Se refiere a los techos a dos aguas, chimeneas y ventanas templadas que abundan, por ejemplo, en la urbanización La Laguna, en La Molina.
"En una ciudad donde no llueve, no se requiere calefacción y las ventanas deben estar abiertas, eso solo puede obedecer a una vanidad ingenua", sentenció a su turno el especialista Wiley Ludeña.
En un recorrido por La Molina y Surco fue fácil descubrir fachadas con forzados estilos orientales, escandinavos, coloniales y hasta medievales.
En La Molina, cerca del Cementerio de La Planicie, también se erige una escultura en forma de ala de pollo. "No la entiendo. Es horrorosa", señala la vecina Raquel Villar.
Pero si de monumentos se trata, el clip rojo que ostenta el bulevar del Parque Norte, en San Borja, ganaría un concurso de desconciertos. "Ahora cualquier cosa es arte", reclama, escéptico, el taxista Miguel Cuadros.
"Las fachadas son de todos y los dueños de los casinos no tienen derecho a imponernos semejante ruido visual", dijo Ludeña en referencia a la estridente decoración exterior de algunos locales de juego de la Av. La Marina.
Ramón Huaroto, Roxabel
En: El Comercio. 24 de enero del 2009.
En: El Comercio. 24 de enero del 2009.
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2 comentarios:
broder, ese edificio de la foto se parece a un telo al frente de la Cayetano Heredia!!!
Es, efectivamente, un telo, pero no frente a la Cayetano. Éste queda en Huaycán.
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